Al final del Coso bajo, cerca del puente de Hierro, se encuentra esta bodega,
con mucha historia que contar. Allá por los años 20 Jerónimo Aparicio
Sebastián decidió poner en marcha un almacén de vinos y así funcionó
durante décadas, pasando los familiares del señor José, hasta que en los
años sesenta se hace cargo él del negocio. De la venta al por menor de
vino a granel, se pasó a los almuerzos y meriendas acompañados de licor;
hasta lo que es hoy, una tasca con despacho de vinos, que conserva el
encanto de sus orígenes.
La bodega merece la pena solo por su antiguedad, años
veinte. Un vermut casero impresionate con o sin sifon. Tiene una de las mejores salmueras de Zaragoza, berberechos y
demas vinagrillos y sobre todo el ambiente
estupendo que hay, sobre todo a la hora del vermut.
Calle Coso 188
casco histórico, tapas
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